Ética a puñetazos para hacer política
Plantéese como se plantee, está muy claro. Si antes de que ocurran cosas
peores, que pueden ocurrir, los que deberían tener el deber de serenar y rebajar
el grado de agitación que se respira en el ambiente avivan la llama, acabaremos
chamuscados. Si la ética política que promueve Cayo Lara ha de reivindicarse a
puñetazos como el de Beiras ante las narices de Feijoo, en 'sede parlamentaria',
el caos y el fracaso del sistema está servido. Lo justifica como "gesto de
indignación en sintonía con lo que pasa en la calle", respaldando que la
solución consiste en aventajar a los iracundos a guantazos. Y como éramos pocos
y tenía que parir la abuela, solo faltaba que el presidente del Supremo alentase
a los escraches a no desistir, abriendo puertas a que los acosos queden a
merced y en provecho de los alborotadores profesionales, siempre presentes en
cualquier algarada callejera, da igual por qué, enmudeciendo y deslegitimando,
por ejemplo, a los reclamantes de hipotecas y preferentes en sus apelaciones.
La deriva de IU cada vez se asemeja más al partido Comunista de la Unión Soviética. Si tiene oportunidad de gobernar ya veremos en qué quedan las libertades con las que se llenan la boca. Un abrazo desde mi mejana
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