De la publicidad engañosa a cuándo lo más caro no siempre es lo mejor
En general somos proclives a valorar las cosas por lo que cuestan. Lo más
caro siempre será lo mejor, pensamos. Puede que lo sea en algún caso, o en
muchos, pero no hace regla. El estudio de la OCU que comparó 14 cremas faciales
antiarrugas, algunas muy cotizadas, fue determinante: la más efectiva resultó
ser la más barata, de 2,99 euros. Unos lo creerán y otros no, cada cual está en
su derecho de decidir lo que más le conviene. Otra cosa es que se tolere la
publicidad engañosa, tanto en el caso de las cremas como, por ejemplo, en productos
milagrosos para perder peso. Oí decir a un experto en nutrición que intervino
en un programa de radio, que en ningún caso es verdad lo que se dice al afirmar
tales propiedades adelgazantes, y que de cualquier forma ha de ser siempre el
médico el que prescriba lo que conviene a cada paciente. Pero el consumidor, en
general, tiende a creérselo y por tanto es el menos culpable a la hora de fijar
un criterio, Quienes sí son responsables son los agentes sanitarios por mirar
hacia otro lado, como si no fuese con ellos.
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