sábado, 28 de febrero de 2009

Reflexionemos

LLAMAN a reflexionar. Deberíamos hacerlo en serio, aun sabiendo que sirve para poco, porque el pescado, como suele decirse, ya está vendido y por consiguiente meditar sobre lo que se nos ha dicho en la enmarañada campaña electoral no conduce a otra cosa que a un asentimiento rutinario. Y no debería ser así. Tendríamos que sopesarlo seriamente, no sólo los ciudadanos con derecho a voto sino también quienes aspiran a ser elegidos para representarnos, arrepintiéndose de las promesas que no pasarán de eso. Claro que si se airean para no ser cumplidas, como decía, creo, Tierno Galván, en realidad tampoco existe el engaño. Cuentan que un político lucense se sinceró ante el amigo que le sondeó en privado sobre si de verdad creía lo que iba diciendo: “Ni una palabra, pero es lo que la gente quiere oír”. Y tiene razón. Sabemos que se nos miente y reaccionamos como crédulos. Por lo tanto casi ningún derecho nos asiste a exigir promisiones. En todo caso, somos cómplices del embuste.

(El Progreso, 28/2/09)

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