EMPIEZA a preocupar, y mucho, el papanatismo que rezuman algunos políticos nuestros hacia Obama, superado ya el tirón inicial, lo cual denota una enfermiza carencia de ideas y una ingenua credulidad que les hace pensar que todos los males que ellos no remedian lo serán por el presidente de EE.UU. “Si Obama estuviera en España, también cerraría Garoña”, dijo extasiado un dirigente socialista, como si ya aleccionase sobre la decisión del viernes. Y no es el único hechizado por cualquier ocurrencia exportada desde la Casa Blanca, aún con mayor rebufo que la paletada de Aznar cuando escenificó volverse texano en el rancho del hijo de Bush. No hace falta que disimulen para justificar la falta de imaginación y decisión, pero tanto ZP como quienes le abanican siguen enfervorizados con tan humillante sumisión, utilizando (para revestir chorradas) un amor de parte, platónico y que rebota en Washington.
(El Progreso,1/7/09)
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