domingo, 4 de abril de 2010
Laicismo
LEÍDO en los periódicos: España se llena de procesiones y fervor religioso. Colas para acceder a la catedral de Santiago, templos medio abarrotados… ¿Es así el laicismo que se quiere imponer? O somos todos unos cínicos o las cuentas no salen. Que España es un Estado aconfesional está ahí: lo dice la Constitución, pero lo cierto es que la ciudadanía se comporta más o menos como siempre, o como le da la real gana llegado el momento, caso de Semana Santa, para expresar sus sentimientos religiosos o de rutina. Puede, sí, que haya más espectáculo que devoción; pasó siempre. A todo ello, lo que sorprende es que si por un lado el Gobierno intenta desvincularse de todo lo que huela a incienso, lo que estará bien o mal según para quien (sería incluso conveniente en muchos casos), por otro pone la televisión pública, y de qué manera, al servicio de manifestaciones que chocan con sus planteamientos. Por cierto, ¿cuántos de esos piadosos descreídos habrán desfilado en estos días?
(El Progreso, 4/4/10)
Hola Manuel, lo que es imponer, imponer no se debe imponer nada. El estado aunque sea laico debe respetar las creencias de la gente y no inmiscuirse. Otra cosa es que el estado esté por encima de las creencias y no se decante por ninguna.
ResponderEliminarAl menos asi lo entiendo yo.
Un abrazo
De veras opino como katy, que se debe respetar las creencias (y rituales inherentes a esas creencias) que tenga la gente, siempre y cuando no alteren el orden público, o vulneren algún otro derecho del pueblo.
ResponderEliminarAunque también la gente debe respetar no solo la ley de Dios (a la que puede ser más o menos adepta según sea su situación) sino la ley humana. Digo esto porque, aqui en Argentina, por ejemplo, está la ley de que si una mujer resulta embarazada como producto de una violación, o si es una persona con discapacidad mental la que está encinta, o si, en tercera instancia, su vida está en peligro de llevar a cabo el embarazo (esto es demostrado medicamente), puede recurrir al aborto, el aborto es legal para estos tres casos. Sin embargo, los tremendos prejuicios (ligados seguramente a estimaciones religiosas sobre el asunto) hacen que estas leyes no se cumplan y, cuando llega el caso de que una mujer quiere recurrir a su derecho (por medio de la ley que se lo garantiza) de realizarse un aborto porque ha quedado embarazada como resultado de una violación, o necesita recurrir del aborto porque corre riesgo su vida debido a alguna condición de salud, ¿que crees que pasa?
Pasa que en vez de aplicarse la ley de manera inmediata, que para eso está, el caso es llevado a juicio, y, a como tardan los juicios, ¡¡se cumplen los nueve meses!!
Así estamos...
Y yo creo en Dios eh... pero, lamentablemente, no me agradan mucho las instituciones que se precian de ser su casa y hogar...