No se asusten, aunque debieran de salir corriendo: once años, nada menos que once, es la media que un ser mortal se pasa sentado delante de la televisión. Es un dato que arranca de estudios realizados al respecto, que a veces no son del todo de fiar, pero que algo indican.
Santiago Quiroga, un activista lucense, es consciente de lo dañino que eso es, y por eso permaneció dos horas, sujeto por una cadena a un televisor y en una céntrica calle de Lugo, totalmente absorto, como aparece en la foto, para llamar la atención sobre el poder destructor de la televisión, que no sólo nos priva de relacionarnos con otras personas y con el medio natural sino que nos incita a consumir sin necesidad, porque nos abstrae de tal modo que nos impide reflexionar sobre lo que nos propone, especialmente en el ámbito comercial.
Estas consideraciones pertenecen al movimiento alternativo Masa Crítica, al que pertenece Quiroga, volcado en denunciar el aletargamiento social y la incidencia en las economías más débiles.
No seré yo, que no vea más que las noticias y no siempre:)
ResponderEliminarEs infumable.
Un abrazo