sábado, 19 de junio de 2010

Asfixiados en euforia

EL PRIMER tramo de la cruda realidad se encargó de rebajar las exageradas expectativas de España en el Mundial, enterrando toneladas de euforia mediática, en la que acabó asfixiándose. No quiero esto decir (o sí) que la selección haya sellado el fracaso, pero la imagen no pudo ser mucho peor, y de poco sirve que los más optimistas se escuden en la mala suerte o en cualquier otra excusa. Así jamás podrá aspirar a ser campeón; es decir, que el papel del equipo se perfila como el habitual desde siempre en esta máxima competición: mala. Si por casualidad ocurriese lo contrario, celebraríamos haber errado los malos presagios, pero las trazas no auguran lo contrario. El conjunto nada tiene que ver con el que ganó la copa europea, y aunque los jugadores son más o menos los mismos, salvo ausencias que se echan en falta, no lo parecen. ¿Será que Del Bosque no es Aragonés? Cualquiera sabe; eso sí, se vendió la piel del oso antes de liquidarlo. El consuelo es que nos ahorraremos una pasta gansa, que no es poco.

(El Progreso, 19/6/10)

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