ES VOLVER a los orígenes, que nadie debe considerar un retroceso. El Centro Tecnológico de Carne de Galicia (CTC) acaba de pronunciarse, afirmando que con una buena alimentación (de castañas) el cerdo celta puede competir en calidad con el pata negra. Menos mal que se dieron cuenta, y lástima que no fuese antes de prescindir de la raza para promocionar otras de engorde rápido, valorando la cantidad y no la calidad. El cerdo celta es el de toda la vida en Galicia, hasta que le relevaron, como hicieron con la gallina de Mos, porque era menos ponedora que otras importadas; con las vacas de la raza Rubia, porque no eran lecheras y se fue a por las suizas. Es decir, una serie de despropósitos en cadena que nadie intentó remediar cuando tenía fácil remedio. Más vale tarde, pero se desaprovecharon materias primas autóctonas para impulsar otras que mermaron la calidad del producto, en variedades diversas, hasta extremos poco menos que irreparables y muy degradantes para una buena alimentación.
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