viernes, 29 de octubre de 2010

Marcelino Camacho nunca fue vividor del antifranquismo

A la mayoría de los jóvenes les dice poco su nombre, porque ha preferido vivir en silencio desde su retirada de la escena pública, pero quienes vivimos el franquismo y el antifranquismo, sabemos muy bien lo que Marcelino Camacho, hoy tristemente desaparecido, significó para la Transición. Sus quince años de cárcel por defender sus ideas son sin duda su mejor seña de identidad, porque fue víctima del franquismo, pero en ningún caso un vividor del antifranquismo. No todos pueden decir lo mismo, y sobre todo los que hoy se apoyan en tal pretexto para medrar en la política.
Yo me pregunto qué harían algunos políticos y sindicalistas de hoy en el papel que entonces jugaron el propio Marcelino, Nicolás Redondo, Adolfo Suárez, Santiago Carrillo... por poner algunos ejemplos. Seguro que retomarían la revuelta del 36 en vez de llegar a acuerdos y pactos, gracias a los cuales la democracia española consiguió consolidarse, aunque ahora sufra de feroces ataques que ponen en riesgo su estabilidad.
Marcelino era un hombre bueno y desinteresado, que jamás renunció a su ideario a cambio de obtener privilegios que otros acapararon. Su jersey, su imagen sencilla, su piso modesto, su contundencia en exponer sus ideas sin recurrir al insulto ni a la descalificación personal.
España ha perdido a un gran hombre, al que nunca pagaremos por lo mucho que hizo en beneficio del país

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