lunes, 4 de octubre de 2010

Rodeados de cínicos: Pajín, Tomás Gómez, Trinidad Jiménez...

Ya se sabe que no pueden ser todo lo claros que debieran, pero las posturas adoptadas por Trinidad Jiménez, dando coba a Gómez; éste echando incienso a la ministra de Sanidad, invitándola a que se suba al carro ganador, y Pajín, la secretaria de Organización, asegurando que aquí no ha pasado nada, que todo es un festín democrático y que Zapatero salió reforzado, son de tal desfachatez y cinismo que acaban volviéndose en su contra, porque el ciudadano, aunque a veces lo parezca, no es tan tonto como ellos creen. Todos se llevan a matar, por mucho que traten de ocultarlo.
Es tal el galimatías que tienen armado que mejor sería que, ya que no dicen ni una verdad, que se callaran. Por lo menos no recibirían críticas por su procacidad, saiendo además que lo sucedido se agravará con toda seguridad cuando el candidato elegido tenga que medirse con Esperanza Aguirre, salvo que ocurra un milagro que ni ellos mismos esperan.
No es, pues, de extrañar que los políticos pierdan credibilidad cada día que pasa, porque su comportamiento no permite otra cosa.

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