jueves, 21 de octubre de 2010

Valeriano Gómez y Rosa Aguilar, un difícil encaje de bolillos

Es indudable que para ser ministro hay que ser experto en el encaje de bolillos, tragarse muchos sapos, ser muy cínico y tener mala memoria. Esta mañana, en Onda Cero, Carlos Herrera entrevistó a los nuevos ministros Valeriano Gómez, de Trabajo, y Rosa Aguilar, de Medio Ambiente. El primero, sindicalista destacado, llega desde la UGT y nada más salir de la manifestación celebrada en el día de la huelga general, desarrollada en contra de la política laboral del Gobierno, se sienta en el Consejo de Ministros. Nadie se lo explica salvo él, que ha dicho que está en favor de la reforma por la que fue a protestar, y que si encabezó la manifestación fue por solidaridad con los sindicatos, no por la reforma laboral. Es decir, si pero no, que es la mejor forma de nadar entre dos aguas. Y se justifica también diciendo que servirá de enlace para el diálogo entre Gobierno y sindicatos.
En el otro caso, Rosa Aguilar, rebotada de Izquierda Unidad para hacerse con una consejería del Gobierno andaluz, llega ahora para sentarse con Alfredo Pérez Rubalcaba, al que llamó de todo cuando el ahora vicepresidente primero negaba la existencia de los GAL, y afirma que pese a aquello, siempre fue gran amiga del hoy todopoderoso superministro de Interior.
No me digan que no es necesario poseer alta concentración de impudicia para decir todas estas cosas sin que afloren los colores.



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