Está el país como para enfrentamientos, pero ayer se produjo otro innecesario en el Senado a costa de los pinganillos que utilizaron sus señorías para entenderse, con un coste anual de 350.000 euros, aunque luego en los pasillos utilizasen el castellano en sus conversaciones comunes. Unos dicen que España no va a ser más pobre por gastarse al año esa cantidad en traductores y aparatitos, y que es por lo tanto el chocolate del loro, pero a la mayoría de los ciudadanos les cuesta entender que en este gesto forzado por los nacionalistas para que el PSOE pudiese obtener determinados réditos parlamentarios que se malgaste un dinero tan necesario para socorrer otras necesidades. Y quienes desde luego no lo entienden son los parados sin subsidio y las familias que carecen de cualquier ingreso para sostener sus hogares.
Si ya existe la creencia de que el Senado es una cámara inutil, convertirlo en un foro territorial para divertimento de sus señorías, con jueguecitos sinmbólicos, contribuye a profundizar la desconfianza y el cabreo. No se trata de demonizar los idiomas regionales de España, que deben apoyarse, pero dentro de unos límites que no leven al esperpento por mor de una concesión a los partidos nacionalistas, a los que el PSOE no tiene especial cariño, salvo cuando los necesita para defender sus intereseses. Es posible que el Partido Popular hiciese lo mismo, pero el caso es que fueron los socialistas quienes crearon esta situación que más parece una payasada que raya en el insulto por lo antes apuntado.
No está la situación como para entretenerse en estos jueguecitos que poco contribuyen a la defensa de las lenguas, sino más bien en convertirlas en armas arrojadizas. Es lo único que nos faltaba.
Eres siempre muy atinado en tus comentarios, Manuel, pero también hay otra forma (cómica) de verlo: esos traductores han dejado de estar en paro.
ResponderEliminar