Hay varias maneras
de hacer el ridículo, y la más grotesca es la forma que Tve utiliza para
hacerse representar y, lo que es peor, representar a España en el depreciado festival
de Eurovisión. En la edición pasada, la lucense de O Incio Lucía Pérez salvó
los muebles por su buen hacer, su sensatez y su humildad, pero aún resuena la bufonada
de Chiquilicuatre lucrando a una cadena privada a costa del cachondeo proyectado
hacia la televisión pública, sostenida con el erario. Una burla, pero quizá
menos llamativa que la que protagoniza la tal Pastora Soler, desmintiendo ahora,
con el pretexto de que había sido una broma, lo que afirmó primero cuando dijo
que se le había indicado que se abstuviese de intentar ganar esta noche en Azarbaiyán
porque no hay dinero para organizar en España el próximo festival. Probablemente
fue verdad lo primero, pero por decoro se le forzó a rectificar. En cualquier
caso no es admisible que se monten chuscadas que nos van al bolsillo, con
dineros que se niegan para cosas sustanciales. Por una cosa u otra, siempre
damos la nota.
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