El reducir el número de parlamentarios gallegos parece que va en serio
Entre los compromisos electorales contraídos por Alberto Núñez Feijoo figura
el reducir el número de diputados del Parlamento gallego, tras el fallido
intento en la anterior legislatura. Pese a que el presidente de la Xunta
aparca, según anunció, la reforma del Estatuto, se compromete (a ver si es
verdad) a adelgazar la Cámara, de 75 a 61, como apalabró en su programa, pese
al rechazo de la oposición, que ve en el proyecto una agresión a la democracia.
Quienes se oponen, aunque no lo digan, saben que más que una embestida al
sistema, que no lo parece, es una arremetida (razonada) en contra de sus
privilegios, porque serán menos los que succionen del presupuesto, tan esquivo
para otras necesidades mucho más apremiantes. ¿O la proporcionalidad no puede
aplicarse igual siendo tres que siendo seis? ¿O es más democrático seguir
exprimiendo donde no hay? Quizá sí para todos cuantos anteponen sus intereses a
los comunes. Más que un ahorro es un gesto obligado, ya.
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