lunes, 18 de febrero de 2013

El reducir el número de parlamentarios gallegos parece que va en serio



Entre los compromisos electorales contraídos por Alberto Núñez Feijoo figura el reducir el número de diputados del Parlamento gallego, tras el fallido intento en la anterior legislatura. Pese a que el presidente de la Xunta aparca, según anunció, la reforma del Estatuto, se compromete (a ver si es verdad) a adelgazar la Cámara, de 75 a 61, como apalabró en su programa, pese al rechazo de la oposición, que ve en el proyecto una agresión a la democracia. Quienes se oponen, aunque no lo digan, saben que más que una embestida al sistema, que no lo parece, es una arremetida (razonada) en contra de sus privilegios, porque serán menos los que succionen del presupuesto, tan esquivo para otras necesidades mucho más apremiantes. ¿O la proporcionalidad no puede aplicarse igual siendo tres que siendo seis? ¿O es más democrático seguir exprimiendo donde no hay? Quizá sí para todos cuantos anteponen sus intereses a los comunes. Más que un ahorro es un gesto obligado, ya.

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