sábado, 15 de junio de 2013

Demoras judiciales no exentas de suspicacia por ser injustificadas



Es innecesario incidir en que la Justicia es lenta en la mayoría de los casos, pero, eso sí, en unos más que otros, dando pie a que el ciudadano suspicaz desconfíe. En Lugo acaba de darse el caso de que una demora judicial libró de la cárcel a los dueños de una academia por una estafa hace nueve años. La dilación, “indebida” según el fiscal, propició una conformidad con penas menores a las previstas. No se trata de ningún caso aislado, sino una más de situaciones frecuentes en procedimientos que se diluyen o anulan por expiración legal al superarse los plazos que establece la ley. Lo curioso es que casi siempre afecta a causas de una proyección penal que sobrepasa lo corriente. La justificación suele sustentarse en la complejidad de los casos y en la falta de recursos de la propia Justicia para acelerar los procesos; puede que sí o que no, pero en cualquier caso, que se sepa, no siempre se depuran responsabilidades, o si se depuran no trascienden lo suficiente como para evitar sospechas.

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