Don Quijote y Sancho asentaron su presencia en Os Ancares, custodiando el albergue del Club Ancares, que este año celebra el cincuentenario de su fundación. Se trata de dos pesadas esculturas recreadas con tornillos que sujetaban los raíles, planchas metálicas y restos metálicos de la vía del tren que en su día unía A Pontenova con Ribadeo para traslado del material de las minas de hierro de Vilaodriz. En 1900, el empresario vasco Julio Lazúrtegui fundó la sociedad minera de Villaodrid, haciéndose cargo de las minas que hasta ese momento explotaban los sucesores de H.B. Rochet. Tres años más tarde circulaba el primer tren, de vía métrica y 34 kilómetros de recorrido, que llevaría el mineral del hierro hasta un cargadero situado en Ribadeo, desde donde el mineral era exportado a Gran Bretaña y Escocia. Ferrocarril y minas estarían en funcionamiento hasta 1964. Pues con los tornillos del viejo ferrocarril, el escultor Amadeo Puente Rico, de Outeiro de Rei, conformó las esculturas, midiendo cuatro metros de alto la de don Quijote y 2,70 la de Sancho, por la relación con los orígenes de Miguel de Cervantes Saavedra, cuyo linaje desciende, según algunos historiadores, de Vilarello de la Iglesia, lugar del municipio de Cervantes, muy cerca del castillo de Doiras y de los límites con León, donde se conserva el pazo familiar.
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