Ya quedan pocos, pero los meteorólogos de aldea casi nunca fallan en sus previsiones sobre el tiempo, tan habituados como están a mirar al cielo para cerciorarse de cómo transcurrirá el día para el desarrollo de sus tareas agrícolas o ganaderas. Para tantear si va a llover o no madrugan y lo saben con solo observar las nubes. Si el cielo aparece rojizo, agua segura. Y esta mañana el de Lugo presentaba este aspecto, lo cual quiere decir que los chaparrones no tardarán en aparecer. Además, esta vez las previsiones científicas coinciden.
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