Las distracciones, tan o más peligrosas que el alcohol en las carreteras
El teléfono móvil, principal peligro para la conducción
Más muertes en las carreteras durante el breve periodo vacacional de Semana
Santa en relación al año pasado, lo cual rompe la tendencia descendente. Nos
echamos las manos al moño, buscamos cabezas de turco…, pero pasado mañana nadie
se acuerda. Si se piensa fríamente, choca que el balance no sea todavía peor;
méritos para ello hay y mucho más, en la misma medida que aumentan las
imprudencias y más aún las distracciones, despistes o descuidos alimentados por
motivos varios. No puede sorprender que quien vaya leyendo a la vez que conduce
se parta la crisma, o se la parta al prójimo, que es más doloroso, pero son los
menos. Los más son, por ejemplo, los que circulan con una mano al volante y con
la otra sujetando el móvil y enfrascados en conversación. Deténganse un momento
en una calle y observen cuántos lo hacen. Infinidad, y no pasa nada: nadie los
vigila. ¿En autovía?, poco menos. No comparemos, además puede coincidir, pero
parece incluso más peligroso que el exceso de velocidad o ir con una copa de
más, y no acabamos de enteramos.