Recibo de la luz: se vende como ahorro un confuso sistema que pocos entienden
Lo dicho en El Progreso por el ingeniero técnico industrial
Manuel Ferreiro sobre el nuevo recibo de la luz, ya se presagiaba. Que lo
refrende un experto le otorga valor de certeza: nadie o casi nadie entenderá la
factura porque llega avalada por la confusión, que siempre beneficia a quienes
la inspiran. Lo sangrante es que nos la venden con singularidad de ahorro, y
aunque así fuese será casi imposible que el usuario normal, no con una
ingeniería en su currículo, alcance a medir los tramos de ahorro, en que más
conviene encender o no encender la lavadora, el horno o la cocina de inducción.
Es un engorro difícil, por no decir imposible, de salvar. Lo peor, en este y en
otros recibos que pagamos, es que están ingeniados por técnicos o entendidos en
la materia, especialistas que disfrutan complicándolo todo para que nadie lo
entienda. Y lo es más todavía sabiendo que los galimatías responden a intereses
que nunca benefician al consumidor, sea cual sea el producto. ¡Con la fácil que
sería simplificarlo y hacerlo entendible para los cristianos!
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