De eufemismos, circunloquios, perífrasis y demás rodeos lingüísticos innecesarios
Con lo fácil que es llamar a las cosas por su nombre, no se entiende que quememos
energías en rimbombantes eufemismos, circunloquios, perífrasis o figuras
retóricas como no sea para encubrir la esencia de la realidad. ¿Qué necesidad
hay, por ejemplo, de adjetivar a los enfermeros como ATS, de desnaturalizar a los
maestros como profesores de primaria, de desfigurar a los peritos de ingenieros
técnicos, a los vigilantes de coordinadores de movimientos nocturnos, a los
porteros de coordinadores adjuntos de admisiones y salidas de personal y a los
celadores de coordinadores de movimientos de información interna? Son infinidad los
rodeos lingüísticos que merecen, eso sí, estar enmarcados por absurdos. Menos
mal que el ministerio del Interior se propone ahora recuperar la denominación
de Policía Nacional, que su día sustituyó a la Armada, suprimiendo así la de
Cuerpo Nacional de Policía, vigente desde 1986. Lo sorprendente (o no) es que los
sindicatos, tan en su papel, se oponen y califican el cambio de retrógrado.
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