¿En cuánto podrían reducirse los 140.000 folios de que constan los Ere andaluces?
Un funcionario traslada las cajas con los tomos de la instrcción sumarial de los Ere andaluces
Hacemos bien en quejarnos de la lentitud de la Justicia, pero no por ello la
aceleramos, en tanto en cuanto el sistema judicial no sea fluido y funcional.
Ya se sabe que el caso de los Ere andaluces es inextricable, tanto por su
complejidad procesal como por el elevado número de imputados, pero así y todo,
a un profano le cuesta entender que la instrucción sumarial conste de 140.000
folios en 243 tomos, que manejó (o maneja) la juez Mercedes Alaya. ¿Cuánto de
ese intrincado texto es superfluo, bien por farragoso y enrevesado, con prosa
decimonónica, o por innecesario? Se nos dirá que por encima de todo están las
garantías procesales, como si la abundancia de contenido impidiese que no sea
razonable un pulido hasta dejarlo en lo imprescindible, sin que por ello se altere
lo esencial. ¿Qué juez, por capaz que sea, puede controlar, con seguridad, tan
mastodóntica exposición sumarial? Ojalá fuese el único caso, pero es un
procedimiento generalizado. Dijo un magistrado del Supremo que, en Alemania,
por ejemplo, es impensable que se den estos excesos. Seguimos siendo
diferentes.
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