EL recorte de 1.500 millones de euros en gasto público para, sobre todo, garantizar protección a los parados, anunciado por Zapatero, no satisface ni mucho menos las expectativas sobre cómo combatir la crisis, sino más bien como una fruslería para disimular y expandir aún más la cortina de humo. Es el chocolate del loro que en ningún modo sustituye decisiones serias, como sería, por ejemplo, concentrar ministerios o suprimir todos los que sobran por carecer de competencias, con independencia de otros ajustes, sin descartar el recorte de salarios a altos cargos. Pero tampoco se conseguirá gran cosa si no se controla el gasto desmesurado (y escandaloso) de las comunidades autónomas, donde también sobran funcionarios, consellerías, direcciones generales y todo un entramado burocrático innecesario. La Xunta tiene ocasión de dar ejemplo ahora que puede recomponer el organigrama tras la consulta electoral. Si no lo hace, no hará más que confirmar los ahora sospechosos propósitos de enmienda.
(El Progreso, 12/2/09)
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