ESTÁN las cámaras que echan humo, los camarógrafos, exhaustos; los fotógrafos, fuera de sí. Unos y otros no dan abasto y todos aguantando el chaparrón del empalago mediático a que nos somete el Gobierno. Reunión va, reunión viene, eso sí, sin luz y taquígrafos pero con tantas imágenes que más que un gabinete de crisis preocupado parece un festival de ‘misses’ como los de Pepe Garalva, y no sólo por los variopintos modelitos de la señora vicepresidenta (primera). Confirman que es necesario acelerar las medidas, lo que se viene diciendo desde el fin de la desaceleración; dejan caer que el Ejecutivo es responsable, trabaja y cumple la ley, como si mal pudiera ser irresponsable, echarse a la bartola o vulnerar las normas. Sospecho que antes de la remodelación, ZP y sus ministros ni se veían ni se dirigían la palabra, pero ahora todo está encarrilado para salvar los muebles de junio. ¡Y la de sonrisas (forzadas) que nos quedan por soportar, señor!
(El Progreso, 14/4/09)
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