La justicia que no se puede aplicar es, más que nada, un entretenimiento costoso con el que matan el tiempo algunos jueces de la Audiencia Nacional, mientras que el gremio anda hecha unos zorros por falta de jueces y de medios en los juzgados de instrucción. A sus señorías les asiste (disparates legales) el derecho de ocuparse de la Justicia universal en casos como los de Guantánamo, Israel o China, y así hasta trece causas abiertas, sin que haya españoles de por medio afectados, pero también saben que sus actuaciones son brindis al sol porque todo se quedará en gestos grotescos, cuando lo que se necesita es que curren para arreglar todo lo que aquí está tan desarreglado, que para eso cobran. Los supuestos implicados en sus estrafalarios procesos tendrían que someterse por voluntad propia a sus caprichos, y no lo van hacer, salvo que sean extraditados, pero como no hay tratados establecidos con esos países, tampoco lo harán. Y para más inri se lían con los piratas. Penoso.
(El Progreso,12/5/09)
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