LOS MÁS pesimistas intuyen que acabaremos pagando la factura, si como parece las operadoras de telecomunicaciones mantienen su intento de trasladar al usuario el impuesto del 0,9% que se les impone (salvo a las regionales) para financiar la televisión pública, compensatorio por la supresión de la publicidad. El Gobierno no ve razonable que repercuta en el consumidor y dice que defenderá a los ciudadanos, pero si sucede como con las tarifas eléctricas, échense a temblar, porque el invento de la factura mensual por parte de Sebastián ya se ve lo que acarreó. Así que si se suma el 0,9 en el recibo, más el 45% por ciento de las subvenciones directas para sostener la caja tonta, mejor sería dar cerrojazo, porque, además, la pluralidad (¿) informativa seguirá estando en manos de quienes gobiernen en cada momento como instrumento de propaganda. Para alimentar sectarismos, ya están las privadas, precisamente las que más se benefician de la medida.
(El Progreso, 10/5/09)
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