EL ULTIMO episodio ‘intelectual’ de la ministra Aído alcanzó tan espeso debate mediático que no tendría sentido reincidir. Ella, una ‘perla’ sin cultivar que ZP prefiere no pulir, a lo suyo y ahí sigue quejándose de que la maltrata la prensa, procurando ocultar con disfraz de progre sus desvaríos metafísicos y científicos (¿), apuntalados y hasta apreciados por quienes descubrieron en su sapiencia un filón para que se hable de lo suyo en vez de otras cosas que pasan y que sufren seres humanos y no sólo vivos. Todo esto no debería preocuparnos en absoluto. Comprenderán que, por suerte, sus asertos no alterarán la ingeniería genética, salvo que se desplome la ciencia, pero sí inquieta que cuatro días después de su enésima boutade retenga aún su silla en el Consejo de Ministros del Gobierno que rige el país. Los muy pocos que deben estar satisfechos son los defensores del flamenco, cuya ausencia no deben echar para nada en falta. Prefieren verla lejos, con o sin cartera.
(El Progreso, 22/5/09)
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