ENTIENDO el alborozo ‘culé’, que puede ser todavía más estruendoso si se añade el tercer título, pero no a esos hinchas blaugranas que rechazaron con una mano lo que recibieron con la otra. Muchos de los que se derriten ahora entre vítores, aplausos y desmayos por la conquista de la Liga española y de la Copa del Rey son los mismos que abuchearon el himno y pitaron al monarca en los graderíos de Mestalla en vez de renunciar a lo que desprecian, como están en su perfecto derecho. Pero es más cómodo ir de bocazas por la vida, ejercer la hipocresía y papar el pastel que reparte el enemigo. Dicho esto, tampoco se puede esperar mucho más: el mismo Laporta confunde escarceos independentistas con alegrías que, estoy seguro, serían más sinceras si su equipo rivalizase con el Atlético Gramanet, Cornellá, Reus o Mataró, con lo que además de hacer patria se ahorraría una pasta. Menos mal que el Barça es, dicen, más que un club y tiene seguidores que se lo merecen.
(El Progreso, 20/5/09)
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