OJALÁ sea menos agresivo el virus de la gripe A que el pánico que se nos inyecta por vía mediática, tanto que la hipocondría puede que avance tan rápido hasta el otoño como la propia enfermedad, si se cumplen los fatídicos pronósticos. El canguelo ya no nos lo saca nadie del cuerpo. Cuando Sanidad predice, sin cortarse, ocho mil muertes en España no es para tomárselo a broma, pero claro, luego viene la puntualización de la ministra: fallecido arriba fallecido abajo, es la fatídica cifra que cada año se cobra la gripe, sea del tipo que sea. Entonces, ¿qué es lo que cambia? ¿O no es lo mismo morirse de A que de B? Si la previsión no es adicional, como no lo parece, no entiendo a qué viene enredarse en conjeturas catastrofistas en vez de ocuparse de acelerar la disponibilidad de vacunas, cuya demora puede tener las explicaciones técnicas o científicas que se quiera, pero que el ciudadano de a pie, en un mundo de tantos avances, nunca llega a entender.
(El Progreso, 21/7/09)
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