jueves, 29 de julio de 2010

Que el toro sufra: sólo un pretexto

QUE QUEDE claro: no me gustan las corridas de toros, porque el espectáculo (arte para los más puristas) que divierte a algunos, a muchos, nunca podrá compensar la crueldad de la fiesta, como la llaman quienes la disfrutan. Visto así, podría tener sentido el acuerdo adoptado ayer por el Parlament, lo cual implica cerrojazo taurino en Cataluña a partir de 2012. Lo que pasa es que la esencia es otra: que sufran o no los toros importa un comino a quienes apoyaron la prohibición, que no incluye sin embargo los encierros en los que se martiriza a las reses con bolas de fuego en la cornamenta. De lo que se trata es de marcar diferencias con España, para que no puedan asociarse las corridas de toros del Estado con el sentir catalanista-nacionalista o independentista. Sería interesante saber cuántos ciudadanos está a favor o en contra, porque a lo mejor resulta que ese sentimiento no coincide con el de los políticos, casi siempre alejados de la realidad. Sin necesidad de sondeos, no parece desde luego una prioridad.