Todo indica que Mariano Rajoy se está forjando a pulso un hueco en la historia de España como el presidente con menos crédito. Agotado su cupo de compromisos vulnerados, difícil es que pueda evitarlo. Tierno Galván, en un arrebato de sinceridad, fue quien dijo que las promesas de los políticos están para incumplirse; si viviese estaría orgulloso de tener un discípulo tan aventajado como el actual presidente del Gobierno, pero el aserto del viejo profesor no justifica ni exculpa a Rajoy. El sonsonete de que son decisiones forzadas por las circunstancias adversas, o por imposiciones externas, no excusan el rosario de deslealtades a su programa, sobre todo en política social. Habrían podido paliarse o evitarse si batallase con igual contundencia, por ejemplo, enmendando sin titubeos iniquidades del sector público o suprimiendo bulas y regalías a la clase política, amparada por los privilegios de siempre. Es tan grave, que de nada servirá que las urnas le pasen factura. El daño ya estará hecho.
domingo, 2 de diciembre de 2012
Mariano Rajoy se gana a pulso ser el presidente con menos crédito
Todo indica que Mariano Rajoy se está forjando a pulso un hueco en la historia de España como el presidente con menos crédito. Agotado su cupo de compromisos vulnerados, difícil es que pueda evitarlo. Tierno Galván, en un arrebato de sinceridad, fue quien dijo que las promesas de los políticos están para incumplirse; si viviese estaría orgulloso de tener un discípulo tan aventajado como el actual presidente del Gobierno, pero el aserto del viejo profesor no justifica ni exculpa a Rajoy. El sonsonete de que son decisiones forzadas por las circunstancias adversas, o por imposiciones externas, no excusan el rosario de deslealtades a su programa, sobre todo en política social. Habrían podido paliarse o evitarse si batallase con igual contundencia, por ejemplo, enmendando sin titubeos iniquidades del sector público o suprimiendo bulas y regalías a la clase política, amparada por los privilegios de siempre. Es tan grave, que de nada servirá que las urnas le pasen factura. El daño ya estará hecho.
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