jueves, 14 de febrero de 2013

Poco tiene que ver la corrupción política con las penurias del ladrón

No debiera generalizarse, pero se generaliza. Un alto porcentaje de la ciudadanía tiene un mal concepto de los políticos (todos son iguales, suele pensarse), y tampoco es eso; pese a lo que digan, aún quedan los honestos y entregados. Eso sí, la mala conducta de unos contamina, a ojos del ciudadano, a todos los demás. Por ejemplo, el alcalde de Barcelona, Xavier Trias, el mejor retribuido de todo el Estado (cobra el doble que el presidente del Gobierno) cometió la estupidez de afirmar que los políticos están mal pagados (?) y que la exigüidad espolea a meter la mano en la caja. Lo expresó en otras palabras, pero es lo que dijo. Y por extensión, el exabrupto abarcó a toda la tribu. Si eso fuese así, también debería darse en otra esferas de la sociedad y no consta. Que la cajera de un comercio esté mal pagada no quiere decir que se quede con mitad de lo que recauda para contrarrestar el salario que no le pagan. Todos sabemos que la corrupción arranca de otros diseños delictivos que tienen poco que ver con las penurias del ladrón. 



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