Casos como el de José Bretón exigiría que interviniese un tribunal profesional
No hay que ser adivino para vaticinar que, con culpa o sin ella, José Bretón
va a ser condenado por la desaparición y asesinato de sus dos hijos. Por muy
imparcial que pretenda comportarse, no hay jurado que resista la coerción
mediática y ambiental del caso: las voluntades de sus miembros ya se han
contaminado. Quiero decir que en estos procesos vidriosos, impresionables y de
tanta proyección vocinglera, debería evitarse la participación de personas sin
formación jurídica, incapaz de sortear embates internos y externos, ajenos al implícito
contenido sumarial. Bretón puede ser o no ser responsable de tan presunta y abominable
felonía (pruebas concluyentes no hay y él sigue negándolo), pero ningún
presunto desea someterse, contra su voluntad, al criterio de aficionados, por
muy progre y legal que sea la norma. Que no se repita lo Dolores Vázquez,
condenada sin pruebas por matar a Rocío Wanninkhof, y a la que tuvo que
absolver otro tribunal popular al aparecer el verdadero asesino. Son cosas muy
serias.
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