miércoles, 19 de junio de 2013

Casos como el de José Bretón exigiría que interviniese un tribunal profesional

No hay que ser adivino para vaticinar que, con culpa o sin ella, José Bretón va a ser condenado por la desaparición y asesinato de sus dos hijos. Por muy imparcial que pretenda comportarse, no hay jurado que resista la coerción mediática y ambiental del caso: las voluntades de sus miembros ya se han contaminado. Quiero decir que en estos procesos vidriosos, impresionables y de tanta proyección vocinglera, debería evitarse la participación de personas sin formación jurídica, incapaz de sortear embates internos y externos, ajenos al implícito contenido sumarial. Bretón puede ser o no ser responsable de tan presunta y abominable felonía (pruebas concluyentes no hay y él sigue negándolo), pero ningún presunto desea someterse, contra su voluntad, al criterio de aficionados, por muy progre y legal que sea la norma. Que no se repita lo Dolores Vázquez, condenada sin pruebas por matar a Rocío Wanninkhof, y a la que tuvo que absolver otro tribunal popular al aparecer el verdadero asesino. Son cosas muy serias.

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