martes, 10 de septiembre de 2013

En aras de la periferia, mejor que el intento olímpico acabase en fiasco




Bien es verdad que a la tercera no fue la vencida (y la cuarta se vislumbra lejana o improbable), pero estando tan curtidos en torear decepciones tampoco es para ponerse así de trágicos, y lo digo por los tremendistas. Claro que estas cosas pasan por vender la piel del oso antes de cazarlo, por crear falsas expectativas mediante euforias desmedidas e interesadas; si no hay mal que por bien no venga, tiene mucho de positivo que los juegos olímpicos de 2020 se alejen de Madrid para quienes no vivimos en Madrid. ¿Pensaron en la pasta de la maltrecha caja común que nos ahorramos con el fiasco? La potencial inversión fallida tendrá con seguridad mejor acomodo, sabiamente repartida, por las denostadas periferias, más necesitadas de alivios que de fastos. Hay que entender, sí, el disgusto de los decepcionados, pero no estando precisamente el país algaradas y delirios, incluso ellos mismos comprenderán que lo más sensato es que la intentona se quedase en eso, con independencia de otras respetables consideraciones al respecto.

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