En aras de la periferia, mejor que el intento olímpico acabase en fiasco
Bien es verdad que a la tercera no fue la vencida (y la cuarta se vislumbra
lejana o improbable), pero estando tan curtidos en torear decepciones tampoco
es para ponerse así de trágicos, y lo digo por los tremendistas. Claro que
estas cosas pasan por vender la piel del oso antes de cazarlo, por crear falsas
expectativas mediante euforias desmedidas e interesadas; si no hay mal que por
bien no venga, tiene mucho de positivo que los juegos olímpicos de 2020 se
alejen de Madrid para quienes no vivimos en Madrid. ¿Pensaron en la pasta de la
maltrecha caja común que nos ahorramos con el fiasco? La potencial inversión
fallida tendrá con seguridad mejor acomodo, sabiamente repartida, por las
denostadas periferias, más necesitadas de alivios que de fastos. Hay que
entender, sí, el disgusto de los decepcionados, pero no estando precisamente el
país algaradas y delirios, incluso ellos mismos comprenderán que lo más sensato
es que la intentona se quedase en eso, con independencia de otras respetables
consideraciones al respecto.
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