Esclavizados por el móvil: uno de cada tres españoles lo miran cada 15 minutos
Por decir algo, hace veinte años no se preveía el alcance de la telefonía
móvil ni se valoraba lo que hoy es irrenunciable, con sus ventajas y sus
inconvenientes, que los tiene. Nadie imaginaba vivir bajo la tiranía de un
artilugio que uno de cada tres españoles no evita mirar cada quince minutos; de
un avance tecnológico que se torna incontrolable. Tanto, que algunos
restaurantes, por ejemplo, ya toman cartas en el asunto reteniendo temporalmente
los aparatitos en recepción, con lo que se pretende que el cliente recobre el
placer de comer, beber y conversar, sin que cada dos por tres le suene el
artefacto o tenga la tentación de interrumpir el almuerzo con llamadas que,
casi siempre, pueden esperar. Nos somete a una esclavitud o dependencia
consentida, que de alguna manera controla todos nuestros movimientos y nos
priva de una libertad que ya nunca recobraremos. Ya lo profetizó Albert
Einstein cuando dijo temer el día "en que la tecnología sobrepase nuestra
humanidad”. Menos mal que la sarna con gusto no pica. Que si llegase a picar…
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