Cuatro años después, no todas las ayudas humanitarias llegaron a Haití
Exaspera ver o saber que cuatro años después (enero de 2010) del trágico
terremoto que devastó Haití, con cerca de 300.000 muertos, más de 170.000
personas siguen sin recuperar el hogar que perdieron en el seísmo, malviviendo
en las tiendas de campaña de 306 campos de desplazados, con acceso limitado a
servicios esenciales como agua potable e infraestructura sanitaria. Pero tanto
o más irrita oír que la situación de desamparo, aparte de la más que probable
inoperancia del Gobierno de Puerto Príncipe, se debe en gran parte a que muchas
de las ayudas de auxilio a los damnificados, que salieron de diferentes países,
fruto de donaciones canalizadas a través de ongs u otras instituciones de
carácter humanitario, no llegaron a su destino. Se perdieron por el camino, y
seguramente que nunca llegarán. No lo duden, alguien se habrá beneficiado. Y no
es el de Haití un caso único; existen ya otros precedentes. Claro, no todas las
organizaciones humanitarias son sospechosas, pero sobre algunas debiera ejercerse
un control que, por lo visto, no se hace.
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