martes, 21 de enero de 2014

Los desbarres de los políticos acaban comprometiendo el futuro autonómico

Los desbarres de los políticos (de todo pelaje y color) alimentó (y sigue alimentando) el desencanto de la ciudadanía hacia una clase privilegiada que no resuelve sus problemas, dando lugar a reacciones radicalizadas con enfoques discutibles en un sistema democrático. A ello se debe seguramente que el 83% por ciento de los participantes en el sondeo convocado por un diario nacional apruebe la supresión de los parlamentos autonómicos, que es también la propuesta de Vox, el partido extremista de reciente creación, auspiciado por Abascal y Ortega Lara. Bien es cierto que estos tanteos tienen el valor que tienen o quiera dárseles, pues la mayoría de las conclusiones responden más al deseo de quien los encargan o patrocinan que a lo que debieran significar, sin que se aproximen ni de lejos a lo que reflejarían las urnas, pero en cualquier caso es para tener en cuenta y quienes nos gobiernan y manejan debieran tomar nota. Que las autonomías sean plenamente constituyentes no quiere decir que, tal y como se comportan, no sean una ruina.

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