domingo, 9 de marzo de 2014

La codicia mal medida pierde a los políticos y pasa factura a sus excesos



La codicia desmedida de muchos políticos pasa factura. Como cuando la avaricia rompe el saco o sale el tiro por la culata. Cualquier símil encaja para describir situaciones en las que alcanzar el poder se antepone a todo lo demás, sean cuales sean las consecuencias y el interés general. Acaban de sufrirlo los socialistas de Navarra, quienes creyendo que había llegado la ocasión de desbancar a la presidenta de la comunidad, con acusaciones que no acaban de cuajar, arremetieron sin medir las consecuencias y sin la desautorización (inicial) expresa del aparato central, que haciéndose el distraído no se opuso a la moción de censura. El caso era acaparar poder. Cuando se percataron que precisarían del concurso inevitable de Bildu ya era demasiado tarde. Seguir adelante de la mano de los socios de Eta era imposible, apremiando el veto forzado de Ferraz. No quedaba otra cuando el daño ya estaba hecho. Lo que fue gestado como triunfo acabó en fiasco. Pase o no factura no deja de ser un comportamiento negligente y maloliente.

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