La tradición y la cultura nunca pueden justificar la crueldad con los animales
Imágenes del lamentable espectáculo del Toro de la Vega, cruel festejo de Tordesillas
Cierto es que la patochada del Toro de la Vega, en
Tordesillas, con dos razones encontradas, la presión de unos contra la
resistencia de otros, no tiene fácil arreglo, pero algo habrá que hacer para
que no se confunda cultura con crueldad bajo el paraguas de latradición. No todas las tradiciones
son respetables, y la de martirizar a un animal no lo es. Solución: prohibirlo,
pero habrá que buscar seguramente fórmulas menos radicales hasta llegar al
consenso que conlleve a abolir el festejo. Por ejemplo, en Manganeses de la
Polvorosa (Zamora), ya no se lanza la cabra desde el campanario: se le
sustituyó por un peluche con su aspecto. Pero en Cazalilla, municipio de Jaén,
sigue arrojándose, también desde el campanario, una pava, pese a que la Junta
andaluza lo prohibió hace doce años. Parece que la Guardia Civil no se atreve a
impedirlo, lo que equivale a incumplir la ley. Intolerable. Todo esto ocurre
porque las normativas de protección animal, vigentes o en elaboración, ni son
claras ni precisas al admitir interpretaciones que conducen al incumplimiento. Y
se incumple, claro.
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