Móviles milagreros: también detienen balas
Sean
o no, milagros haberlos haylos. Como las meigas. Hados, albures, chiripas… o lo
que cuadre. No es la primera vez, ni será la última, que un certero disparo es
interrumpido antes de agujerear la dermis del destinatario al rebotar el
proyectil en un elemento protector para el caso, como pueden ser la billetera o
la medalla de santa Rita, en cuyo caso se atribuye a mediación divina. Pero, por
los avances de la ciencia y de los tiempos, surgió otro tipo de coraza que
surte idéntico efecto, aunque sus fines funcionales sean diferentes. Se trata
del teléfono móvil. En la aún reciente masacre terrorista de París, un
superviviente lo fue gracias a su celular, que guardaba en un bolsillo de la
camisa. La bala se detuvo antes de abatir a su afortunado portador. Una
casualidad sin duda, milagrosa o no, pero no única. Como ya sabrán, en el
tiroteo posterior de San Bernardino, en California, un joven de 24 años, Kevin
Ortiz, lo cuenta gracias a que el último de los seis disparos que le alcanzaron
fue de igual manera desviado por el suyo; y si los cinco primeros impactos no
fueron letales, el último podría haber sido definitivo. Iba directo al corazón.