LO MÁS probable, oiga, es que salgan favorecidos, pero no será por voluntad propia, que es donde está el quid de la cuestión. Será, no digo que no, la mejor manera de desconectar sobre lo que acontece en Ambiciones, si Andreíta superó el sofoco de su primera comunión, o si la baronesa Thyssen se encadena a algún árbol antes de desvelar para siempre la paternidad de su hijo. Pero no todos están preparados para superar el trauma del apagón analógico, no se sabe por cuánto tiempo, porque hay adicciones difíciles de corregir. Adivinarán que me refiero a los siete mil lucenses que quedarán a oscuras, sin televisión, por residir en las zonas de sombra hasta que instalen, ellos, la antena para poder recibir la señal por vía satélite. Para la Xunta, deduzco, son los responsables de vivir en esas áreas inaccesibles a la nueva tecnología, y por eso deberán hacer frente a los costes de adecuación técnica provisional, si no saben o no quieren esperar. Allá ellos, que se joroben.
(El Progreso, 25/7/09)
No hay comentarios:
Publicar un comentario