Las colillas de Carmena, más que una ocurrencia es una pestífera guarrada
Para
unos es simplemente incompetencia, para otros una ocurrencia más de la
alcaldesa de Madrid, sumada a que estudiantes barran las calles o que los
padres limpien los colegios de sus hijos, y para los más, una pestífera guarrada
proponer que los niños recojan colillas en la vía pública, lo que, sobre todo
por estética, nos retrotrae a las miserias de los tiempos más duros del
franquismo. Las restricciones del tabaco movía a algunos fumadores a matar la
adición recuperando los residuos del pitillo que dilapidaban otros
consumidores, y en muchos casos se recurría a niños para que fuesen ellos los
que encargados de recogerlos en calles y bares. Claro, era por necesidad. Porque
la pretensión de Manuela Carmena tiene otros fines (demagógicos) bien
diferentes, que se prestan tanto al choteo como al cabreo, según como se tome;
en cualquier caso, si todas estas chorradas son el cambio prometido y
demandado, apárquese la renovación, habiendo como hay necesidades mucho más
urgentes y consistentes que resolver, sin recurrir al cachondeo. Si lo que
quiere la señora Carmena es no aburrir, casi lo consigue, pero hay
divertimentos que cuestan mucho menos el erario.