Un placer, amigos

Es un honor para mi el que visites mi página y espero que descubras algo que pueda interesarte. Además de reproducir los breves artículos de opinión que en días alternos publico en el diario El Progreso de Lugo, sobre variados temas del día a día, también procuro insertar pinceladas de actualidad, de contenido histórico (no al uso) o costumbrista para hacer más amenos los textos, viajes..., aparte de incluir algunos enlaces que pueden ser útiles en determinados momentos. También os invito a seguirme. Un saludo cordial desde la romana y amurallada ciudad de Lugo, la Lucus Augusti, en España.

lunes, 31 de diciembre de 2012

Nuevo año: mejor sería borrarlo todo y empezar de nuevo con otros gestores



Ya se sabe que los buenos deseos no siempre acaban siendo realidad, solo que bien aderezados de utopía permiten soñar. Algo es algo, para no resolver nada. Termina el año, empieza otro y todo seguirá más o menos igual de mal, sino peor, salvo que cambiamos de calendario. Los problemas de hoy lo serán también mañana porque el soporte es el mismo y nada se arregla de un plumazo ni fruto de un plácido sueño. Y ese es el problema. Cuando una cosa se deteriora casi siempre es preferible reemplazarla por otra antes que repararla. Otro tanto se puede decir de los gestores que gobiernan el mundo: se eternizan en sus cargos, reinciden en sus promesas, se resisten a perder sus privilegios, aburren a las ovejas… para que nada cambie. Haría falta savia nueva, energías renovadas para lapidar la rutina que impide avanzar hacia horizontes desprovistos de lacras y perversiones. Borrarlo todo y volver a empezar, sería una solución, pero es también una entelequia. Estamos en lo mismo.

domingo, 30 de diciembre de 2012

Curiosidades y costumbres sobre la salida y entrada de año




A la vez que os deseo una feliz entrada de año, me permito recoger algunas curiosidades, costumbres y datos históricos sobre un acontecimiento que no pasa desapercibido en ninguna parte del mundo, aunque se celebre de forma bien diferente entre unos lugares y otros.


El año nuevo comenzó a celebrarse el 1 de enero cuando el papa Gregorio XIII así lo dispuso en 1582 para todos los países católicos, inaugurándose así el calendario que hoy se mantiene vigente, reemplazando al juliano. Con el correr de los años, esta costumbre se fue imponiendo hasta que la mayoría de naciones del mundo lo incorporaron a su calendario. El último en hacerlo fue Rusia en 1917, pues para ellos, el año  comenzaba el 21 de marzo, respetando tradiciones antiguas.
Una tradición indica que un monje llamado Dionisio, cansado de que los años se cuenten desde la asunción al trono de Roma por parte del emperador Diocleciano, vio la oportunidad de crear un nuevo calendario, tomando como punto de referencia el nacimiento de Jesús y dejando de lado la fecha del emperador.
Pero, todo hace suponer que es otro el origen del Año Nuevo. El calendario romano comenzaba con el primer día del mes de marzo, pero, era en el mes de enero (el undécimo mes) cuando los cónsules de la Antigua Roma asumían el gobierno. Julio César, en el año 47 a. C., modificó el sistema, y creó el calendario juliano. Pero, fue el Papa Gregorio XIII, quien en 1582 creo el calendario que se emplea hasta el día de hoy.
Con la expansión de la cultura occidental al resto del mundo durante elsiglo XX, el 1 de enero se convirtió en una fecha de carácter universal, incluso en países que cuentan con sus propias celebraciones de Año Nuevo como en China.
Actualmente, la celebración del Año Nuevo es una de las principales fiestas de todo el mundo, pues grandes eventos se llevan a cabo durante la Noche Vieja (vispera correspondiente al 31 de diciembre), que son acompañadas por eventos de pirotecnia. Los ojos del mundo se centran en Sidney, Hong Kong, Londres, Nueva York, Sao Paulo y Río de Janeiro. 

En la isla de Kiribati, cerca de la Polinesia, es el primer lugar donde comienza el año, y en la región oriental de Hawai es el último sitio donde se celebra el año nuevo.

Formas de festejarlo

Hace cuatro mil años, se festejaba en Babilonia el año nuevo el 23 de marzo. 
Los romanos celebraban la llegada del año nuevo en el mes de marzo. Además, Julio César, estableció en el año 46 dC el calendario que se utiliza hoy en día. 
En muchos países de Latinoamérica se comen 12 uvas a las 12 de la noche del 31 de diciembre, aunque en Argentina se cambian las uvas por pasas. 
Precisamente, la costumbre de las uvas procede de Madrid. El primer registro de ello es de un artículo de prensa en 1897. Esta costumbre nació en las clases populares para ridiculizar la costumbre de la aristocracia y la burguesía para tomar uvas y champagne en Nochevieja como lo hacía la nobleza francesa. 
En Brasil e Italia se toman lentejas el primer día del año pues es signo de riqueza. En suelo brasileño la gente se viste de blanco y se concentran en las playas para saltar por encima de las siete olas, para poder recibir el nuevo año con buena fortuna. 
En Japón la gente cuelga una cuerda en la puerta para atraer suerte para el nuevo año. Según la tradición, es significado de un año próspero y feliz. 
El Año Nuevo en Dinamarca, durante la Noche Vieja se suelen tirar platos viejos a las puertas de amigos, lo que significa que a cuantos más platos rotos, habrá más gente alrededor suyo y mucha suerte en el año que se avecina.
En Uruguay existe la costumbre de tirar por la ventana los calendarios del año que se termina, con ello se deja de lado todo lo malo. Además, se echa agua a la calle para arrastrar todo lo negativo.
En Alemania, San Silvestre es el protagonista de las fiestas de fin de año. En su honor se queman castillos de madera para ahuyentar los malos espíritus. Una de las tradiciones es dejar en el plato parte de la comida, asegurándose así abundancia para el próximo año.
En Rusia, el Año Nuevo es como la Navidad para la mayoría de los niños. Ese día, pasa por sus casas el Abuelo del Hielo, una especie de Papá Noel autóctono que recorre el país repartiendo dulces, juguetes y muñecas para las niñas. Para conseguir estos regalos, los niños suelen bailar alrededor del árbol navideño y recitarles poemas al Abuelo del Hielo.
En Escocia tienen un estilo peculiar para recibir el Año Nuevo. Celebran el "Hogmanay", una actividad que consiste en prender fuego a un barril y hacerlo rodar por las calles envuelto en llamas. Con ello, permiten la entrada del año. También en territorio escocés, hay la tradición del ''first footing'', que consiste en que la primera persona que entre en una casa el primer día del año, determina la suerte de la familia durante los meses siguientes.
En Paris, la gente se reúne en los Campos Elíseos. Desde el Arco del Triunfo hasta la Plaza de la Concordia, esta famosa avenida queda llena de gente a la espera del 1ero. de enero con una botella de champagne para el brindis respectivo de inicio de año.

 

sábado, 29 de diciembre de 2012

Los atracones navideños trastornan nuestro reloj alimentario

Mucho o poco, durante las fiestas navideñas y de año nuevo todos excedemos en la comida, con las consiguientes consecuencias. Lean al respecto este pequeño reportaje de la revista Muy interesante.


El organismo tiene un “reloj alimentario” interno formado por genes y moléculas que mantienen la estabilidad metabólica. Un estudio realizado por investigadores de la Universidad de California ha desvelado que existe una proteína llamada PKCγ que pone a cero este reloj cuando cambiamos nuestros hábitos alimentarios, por ejemplo ingiriendo comidas copiosas en las fiestas navideñas. Los hallazgos se publicaron en Proceedings of the National Academy of Sciences.
Según los autores, el funcionamiento de este mecanismo molecular no solo explica por qué comer a horas del día “erróneas” o demasiada cantidad desincroniza nuestro reloj corporal, sino que podría ayudar a combatir el síndrome del atracón nocturno y el jet lag que se produce cuando viajamos cruzando varios husos horarios. Además de explicar por qué las personas “búho” o noctámbulas (que suelen trasnochar) muestran más predisposición a sufrir obesidad que los individuos que tienden a acostarse temprano y madrugar.
Según los investigadores, el reloj alimentario prepara a nuestro cuerpo a absorber los nutrientes cuando comemos, está diseñado para anticiparse a nuestros patrones alimentarios, e incluso pone en marcha los genes necesarios para sacar el máximo partido de los alimentos que vamos a ingerir unos minutos antes de que nos sentemos a la mesa.

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