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Es un honor para mi el que visites mi página y espero que descubras algo que pueda interesarte. Además de reproducir los breves artículos de opinión que en días alternos publico en el diario El Progreso de Lugo, sobre variados temas del día a día, también procuro insertar pinceladas de actualidad, de contenido histórico (no al uso) o costumbrista para hacer más amenos los textos, viajes..., aparte de incluir algunos enlaces que pueden ser útiles en determinados momentos. También os invito a seguirme. Un saludo cordial desde la romana y amurallada ciudad de Lugo, la Lucus Augusti, en España.

domingo, 20 de octubre de 2013

Crimen de Legua Dereita: un suceso convertido en leyenda y llevado al cine


El crimen de Legua Dereita, en A Terra Chá de Lugo, es sin duda un caso singular, y recobra actualidad pese a ser perpetrado en 1911, hace más de un siglo, al ser ahora trasladado al cine. José de Cora lo explica muy bien en este reportaje de El Progreso, y desbarata algunas leyendas urbanas referidas al asesinato de un hombre, al que según la rumorología habría sido degollado para vender su piel, destinada a otra persona que necesitaba reponerla. El proceso judicial instruido en la Audiencia de Lugo no lo contempló, pero la duda nunca fue del todo disipada.



19/10/2013 - José de Cora / El Progreso (Lugo)
FICCIÓN E HISTORIA. Un proyecto cinematográfico de Cool Films, dirigido por Luis Noriega, que hoy se estrenó Vilalba, y el programa Cuarto Milenio de Íker Jiménez, han devuelto a la actualidad un crimen ocurrido cerca de Vilalba hace poco más de un siglo, al que se denomina como el de la Legua Dereita. Esta revisión se ha presentado en ocasiones adornada de numerosos datos que en absoluto se corresponden con lo sucedido, pues probablemente solo son fruto de habladurías que el caso, ya de por sí muy truculento, origina. Este reportaje pretende viajar al fondo de los hechos constatados, separándolos de aquellos otros que los cuentos de lareira, o la mera especulación, fueron añadiendo. Todo ello sin menoscabo de lo que un guion, o un relato fantástico, pudo y puede imaginar, siempre que se distinga entre ficción e historia.
la narración debe comenzar en Feira do Monte, a donde el 21 de mayo de 1911 acude Ángel Castro Cabarcos, vecino de San Salvador de Ladra, para vender una res. De regreso hacia su casa se detiene en la llamada taberna del Maragato Morán, propiedad de Domingo Morán, a quien conoce bien, no tanto como cliente, como por realizar para él diversos trabajos. El establecimiento se encuentra en la parroquia begontina de Gaibor.
Dentro del local están Bautista Roca Felpeto y otros dos hombres que han venido convocados por este, Emilio Sánchez Rivera y Antonio Codesel Franco. Tanto Bautista como Ángel acuden cada año como jefes de cuadrillas a la siega de Castilla y algunos saben que han discutido por disputas de trabajo. También se comenta que Bautista robó dos mil pesetas a un patrón de Castilla.
A una señal de este, Emilio y Antonio abandonan el local. Poco después lo hacen juntos el propio Bautista y Ángel. Caminan por la carretera de Rábade a Ferrol, uno de cuyos tramos se conoce como Legua Dereita, hasta un lugar donde cada uno ha de tomar sendas diferentes hacia sus domicilios. Un poco más allá, en el lugar de Fonfría, por el camino que conduce a Ladra, vuelve a surgir Bautista al paso de Ángel, que es arrollado por la yegua del primero.
Afiche de la película de Noriega que se estrena este sábadoParece ser que los cómplices colaboran de algún modo en detener al agredido. Luego se producen cinco disparos por la espalda que hieren mortalmente a Ángel, pero aún así tiene fuerzas para decir antes de morir, probablemente en gallego, aunque en el posterior juicio se refleja en castellano: «Bautista, non me mates, que non che fixen mal algún».
Armado con algún tipo de trencha o cuchillo utilizado por los zoqueiros, Bautista se afana en un macabro cometido. Le corta las orejas a su víctima, le saca los ojos y le desuella la cabeza y el rostro hasta que escucha a alguien que se acerca. Su intención es desfigurar el cadáver hasta hacerlo irreconocible con la ilusa esperanza de que no lo relacionen con él. Sus cómplices, o ya han huido, o escapan ahora con él.

EL JUICIO

Hasta aquí alcanza el relato de los hechos que serán juzgados un año y medio más tarde, después de que en toda la comarca se disparen las especulaciones, se relaten mil circunstancias de la muerte y se invente sin tasa con imaginación, donde no hay información. El aspecto más comentado, por supuesto, es la desolladura a la que Ángel es sometido, que en algunas versiones le alcanza a todo el cuerpo, y en otras, las más osadas, se produce mientras todavía permanece vivo.
Durante esos meses, El Progreso publica los anuncios de una campaña publicitaria de los fármacos Richelet contra eccemas, herpes, impétigos, llagas y otras dolencias de la piel, que incluyen impactantes imágenes de enfermos con deformaciones y que sin duda tienen que ser muy comentadas en una sociedad aún no acostumbrada a la presencia de fotografías en la prensa, y mucho menos, con esa apariencia.
En el juicio se constata que Ángel es un hombre trabajador y querido por sus vecinos, mientras que Bautista, ni lo es tanto, ni está libre de enemigos. El fiscal acusa a Bautista de homicidio, con nocturnidad y abuso de superioridad. Pide para los tres procesados veinte años de reclusión, costas e indemnización de dos mil pesetas. Las defensas, la absolución. Se han convocado 90 testigos.
El tribunal lo preside el señor Caramés, y los magistrados Mosquera y Carvallo. En el sorteo de jurados, se señala a Modesto Martínez González, Pedro Acción Peteiro, Manuel Graña Roca, Fernando Fernández Novo, José Coira Lozano, Antonio Rodríguez Losada, Manuel González, Tomás Rivas Otero, Antonio Paz y Paz, Antonio Pereira, Ángel Roca y Manuel Vila Ron. Como suplentes, J. V. Rodríguez López y Antonio Rábade.
El teniente fiscal es Gonzalo Pintos Reino y la acusación privada está a cargo del letrado Joaquín Troncoso Osorio, mientras que la defensa de Bautista está encomendada a Pedro Maseda y la de Codesel y Sánchez, a Eduardo Prieto Rivera.
Bautista niega su participación, aunque sí reconoce que estuvo en la feria, donde ve a Ángel, al que acompaña en la taberna y hasta el camino de su casa. También niega resentimientos contra él.
Los otros dos procesados niegan haber participado.
Crime da Legua DereitaUno de los testigos, Tomás Otero, comerciante de Vilalba, dice que el padre de la víctima le comenta que ya estaría descubierto todo si no fuese por la familia Cacharrón y el escribano Paz. Afirma que lo matan por venganza y que Bautista acusa a unos mangantes, gente sin oficio que deambula de pueblo en pueblo. Sabe que a la mañana siguiente de los hechos, Bautista va a casa de Juan Pablo Cacharrón, quien le asegura que todo estaba arreglado. El procesado había sido criado de los Cacharrón, que apadrinaron su boda y a uno de sus hijos.
Cita a un tal Sabino, a quien una tercera persona relata que había sido Bautista, pues al pasar cerca del lugar, ha visto los disparos y oído: «Bautista, non me mates». También ve luces y tres hombres. Le dijo también una hermana de Bautista que había guardado parte de la ropa y el revólver que había llevado a Feira do Monte.
El testigo depone otros datos que no declara a la Guardia Civil hasta el mes de julio, «por el temor a sufrir molestias». Otros testigos, como José Novo, Marcelino Alonso y José Blanco afirman que la gente acusa a Bautista y que ambos han discutido en Feira do Monte. Algunos de ellos confirman que existían rencillas por lo ocurrido en la siega de Castilla.
Pedro Castro Carral, padre de la víctima, es ya muy anciano y apenas se le oye. Dice que pocos días después fue a la taberna de Morán, donde estaba Bautista. Fuera, este le dice: «De usted depende que me libre de la causa, pues lo mataron unos mangantes». Él y su mujer están convencidos de que fue Bautista. Por el contrario, la declaración de la viuda de Ángel Castro no aporta nada de interés.
Domingo Morán, el tabernero de Gaibor, no confirma la presencia de los otros dos acusados en su establecimiento, ni puede dar detalles sobre la ropa de Bautista el día del crimen. Josefa Cabarcos, madre del asesinado, confirma que Bautista le dice en el juzgado: «Quien me puede salvar es usted». Otros testigos niegan que se hubiesen visto mangantes esos días por la zona.
El cabo de la Guardia Civil de Vilalba, José Lozano, considera a los tres acusados culpables y señala que Emilio sujetó la yegua y la vaca de Bautista, en tanto este realizaba la agresión. Cree que muchas personas se retraen de declarar por temor y que un mendigo había oído decir a la víctima la frase citada. Asegura que estando detenido, Bautista dijo a su mujer que no declarase que llevaba la chaqueta de pana el día del crimen, «porque si no, me pierdes».
José Paz, de Vilalba, intervino como escribano en la instrucción del sumario. Confirma que en el portal de su casa ve conversar a varios desconocidos y uno de ellos dice que Ángel grita: «Bautista, non me mates» y que otro insiste: «Foi el, non cabe duda».
Miguel Díaz Otero, alcalde de barrio de Ladra, suscribe el parte enviado al Juzgado y redactado por Cacharrón, pues él hacía poco que ejercía funciones de alcalde y no sabía redactarlo. Afirma que Cacharrón no escribió a su hermano carta alguna dándole cuenta del suceso. En su criterio, no tenía noticias del crimen.
Antonio Rodríguez Díaz, un peón caminero de Gaibor, identifica el cadáver y declara haberle oído decir que no quería ir a la siega a Castilla en la cuadrilla de Bautista, porque este había robado 2.000 pesetas. Declara haber visto manchas de vino en la carretera, pero no al lado del cadáver. Las manchas estaban en el hectómetro 9, el cadáver en el 10 y el camino se bifurca en el 4. Es decir, que para ir a su casa Bautista no necesitaba pasar por el sitio en donde aparecen las manchas.
Ricardo Carballo, cochero de la casa de Bravos, encuentra el cadáver envuelto en una manta a las seis de la mañana del día 22. Matilde Morán, la hija del tabernero de Gaibor, ve a Bautista en su casa la noche del suceso. Lo único que sabe es que todos acusan a Bautista.
José Montes Díaz, criado de Sabino Rodríguez Estoa, va el 21 por la noche a Nete y ve en la carretera a un hombre tendido. No averigua si está muerto, o borracho. Siente miedo y prosigue su camino, cantando. De vez en cuando vuelve la cabeza, para ver si es seguido.
Emilio Cancelo, de la parroquia de Becín, está en casa de Bautista la noche del 21. Cuando él llega no está Bautista. Lo hace entre las diez y las once. Atraviesa la cocina dirigiéndose al cuarto del piso superior, donde permanece un cuarto de hora en compañía de su mujer. Baja y no quiere cenar. Habla de la feria y le dice que tanto a él como a un compañero suyo no podía admitirlos ya en la cuadrilla de segadores. No lo nota alterado.
Florentino González Valles, teniente de la Guardia Civil en Vilalba, conoce el hecho el día 22. Se disponía a salir para dar un paseo a caballo cuando le dicen que ha aparecido el cadáver de un hombre comido por los perros. Acude a Ladra y pregunta a los oficiales del juzgado si se sospecha de alguien. Le dicen que se habla de un tal Bautista.
Dirige sus sospechas hacia él desde los primeros momentos, no como autor, pero sí como conocedor de los hechos. Cuando decide interrogarlo lo encuentra huraño y poco respetuoso, actitud rara entre los vecinos ante la presencia de los guardias. La pareja que le acompaña les sigue a cierta distancia. La conversación con Bautista refuerza sus sospechas de culpabilidad.
Le pregunta por qué acusa a los mangantes y Bautista le refiere que como carteristas que son, utilizan un instrumento muy afilado para cortar los vestidos. Pero él descubre que Bautista es zoqueiro y que maneja un instrumento similar. Le manifiesta que había estado con Cacharrón en la mañana del 22, porque sabía que le inculparían. Se convence de su intervención y le conduce esposado a Vilalba, aunque el juzgado lo pone en libertad.
El teniente relata su segunda detención de Bautista y afirma que la actitud de la madre del procesado le sirve para convencerse por completo de que el procesado es culpable. También hace referencia a la posible intervención de los Cacharrón a favor del procesado.
Los testigos de la defensa se limitan a decir que a Bautista no lo tienen por un matón.
El forense y el doctor Olano describen el estado del cadáver, sus heridas y mutilaciones. Establecen que la muerte se debe a una herida de arma de fuego, inferida por detrás, siendo mortal la que le atraviesa el pulmón. Dada la forma irregular de las incisiones de la cara y cabeza, dicen que no pudieron ser casuales, como producidas por un carro o un animal carnívoro, sino por una persona consciente y acostumbrada.
 

El fiscal describe las heridas como las ocasionadas por los pieles rojas


Víctima y asesino acudían a la siega de Castilla, donde se habían enfrentado por el reparto del trabajo

El fiscal modifica sus conclusiones, retirando la acusación contra Sánchez y Codesel, y sosteniéndola contra Bautista Roca, a quien considera autor de un homicidio con nocturnidad. El acusador privado también retira la acusación contra Sánchez y Codesel. En cuanto a Bautista, sostiene que es autor de un asesinato con alevosía y aprecia las agravantes de premeditación, nocturnidad y abuso de superioridad. El defensor de Roca mantiene sus conclusiones provisionales. El tribunal sobresee la causa contra los supuestos cómplices y ordena su libertad.

El fiscal Pintos comienza su informe despidiéndose de Lugo, ya que es el último que emite como teniente fiscal de esta Audiencia. Niega coacciones contra el tribunal y elogia al teniente señor Valles, pues a los tres meses de encargarse del mando, le toca en suerte este asunto, «cuando ni siquiera había tenido tiempo de conocer a los caciques, ni a las personas influyentes, obrando sin odios ni rencores, ni pasiones y hasta sin simpatías».

Describe la horrible escena del crimen. «Parece cometido por pieles rojas, esas gentes salvajes que consideran la personalidad humana como un juguete de la barbarie. Se entretienen los autores del crimen en hacer la disección de la víctima como si fuesen estudiando en el cadáver el organismo humano». Al lado del cadáver nada encuentran. «El ánimo estaba afectado hondamente por el horror de la escena. No dan resultado las primeras diligencias. El criminal o los criminales habían tenido buen cuidado en hacer desaparecer todo rastro que pudiera servir para descubrirles». Y resume: es preciso buscar a Bautista.

Explica el acto de desollar el cadáver. Bautista con esto se propone desfigurarlo para destruir la prueba de haber sido la última persona que le acompaña. Por tanto no cree que se haya ensañado. Solo trata de despistar. Hubiera seguido en esta operación, pero lo interrumpe la llegada de un hombre. Se refiere a la declaración del teniente que considera importantísima. Dice que basta para condenar a Bautista.

Entiende que es natural que Cacharrón acoja a quien le pide protección, siempre que no invada los límites del Código Penal. No quiere creer que Cacharrón hubiese escrito a su hermano, diciéndole «arregla ese asunto».

Dice que Bautista es el único vecino que no asiste al entierro de Ángel Castro. «Esto es abrumador». Viéndose perdido, acusa a los mangantes y pide a los familiares de la víctima que le salven. Habla del rumor público, unánime, en contra del procesado, y termina pidiendo un veredicto de culpabilidad.

El acusador considera que Ángel recibe los primeros golpes con un palo que debieron romperle los vasos sanguíneos. Las demás heridas fueron producidas perpendicularmente; es decir, estando el agresor en un plano superior al agredido y este tendido, lo que le causa la pérdida de conocimiento.

Cree posible que momentos antes de morir lo recobre y profiera la frase que se le atribuye. También entiende que Bautista no es un simple homicida, sino un asesino.

LA DEFENSA

El letrado defensor, señor Maseda, pide que si existen dudas sobre su defendido, se le absuelva y habla de la opinión pública, hondamente impresionada por el crimen. Critica la instrucción del caso, porque solo son vagas apariencias las que acusan a su defendido y condena la actitud del público, ciegamente apasionado, que ha ejercido una verdadera presión sobre todos. En ese sentido cabe recordar que el juicio tuvo que ser suspendido un mes para apaciguar los ánimos.

Luego califica de fantasía las acusaciones y asegura que algún argumento se ha basado en supercherías, lo que motiva la protesta del fiscal. Más adelante señala una contradicción en el hecho de desollar el cadáver para desfigurarlo, según se dice, y el hecho de que Bautista lo pregone.

Alude más adelante a una medalla del Corazón de Jesús que porta la víctima y a los frailes de Madrid que son asesinados, solo porque se rumorea que han envenenado unas fuentes. En este punto el público se encoleriza y la defensa advierte que así no puede ejercer su cometido. El alboroto provocado obliga a suspender la vista y cuando se reanuda, un mes después, al señor Pintos, alejado del caso por su ascenso, le sustituye el fiscal, Ladislao Martínez.

En ese momento, enero de 1913, la defensa termina su informe y repite algunas de las consideraciones ya expuestas. Cita un artículo publicado por El Ratón, un periódico de Vilalba, y afirma que contribuyó a formar esa opinión adversa al procesado. Finalizada su intervención, el presidente invita al jurado a dictar el veredicto y este se retira a deliberar, hallando a Bautista Roca Felpeto culpable de los hechos referidos.

Abierto e1 juicio de Derecho, el fiscal considera el hecho constitutivo de homicidio con las agravantes de nocturnidad y despoblado, y pide que se le imponga al procesado la pena de reclusión temporal en su grado máximo, extremos que confirma la sentencia.

 


La piel, el curandero y una señora de Humanes

El crimen tuvo una segunda versión que únicamente cabe achacar a una leyenda rural. Según se contó, y aún se cuenta como cierto, Bautista habría actuado contratado por un rico propietario de Humanes (Madrid), que le solicita la piel arrancada en vida a un hombre barbilampiño, según sugerencia de un curandero, para sanar un mal que le afecta a su esposa. Por lo tanto, Bautista habría desollado a Ángel antes de matarlo y luego se las habría ingeniado para enviar la piel dentro de un jamón. Aún así, cuando la piel llega a Humanes, la mujer ya habría fallecido, versión insostenible a la luz de todas las investigaciones practicadas.

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