MIENTRAS que el Gobierno se desvincula de la cacería policial a los ‘sin papeles’, denunciada en varias ciudades españolas, lo cierto es que están surgiendo casos que más bien parecen de ciencia ficción, como el del ingeniero canadiense, negro, que fue confundido en Barajas por un inmigrante, y al que un guardia civil, tras decirle algo que no entendió, le tiró al suelo, le esposó y le encerró en un cuarto donde permaneció una hora con las manos engrilletadas, hasta que se aclaró que era un científico contratado por la Comunidad de Madrid. Nadie le pidió perdón ni se le dieron explicaciones, y ha jurado no volver a España. Si a esta persona, relevante por su profesión y sus contactos, se le ha maltratado así, estremece pensar cómo lo serán otras que carecen de recursos y de amigos, sólo por el color de su piel o su país de origen. Nadie dijo nada sobre las consecuencias que deberían purgar los agresores, pero como estamos en un país de descerebrados, puede que se les premie con una medalla.
(El Progreso, 20/2/09)
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