Reflexión sobre los indultos del Gobierno

Imagen del joven al que los mosos ahora indultados torturaron por error

Lo menos que podía esperarse del Tribunal Supremo es que se interesase por los indultos inexplicables que otorga el Gobierno, pidiéndole que los justifique. Deben “estar extramuros de la arbitrariedad”, argumenta. Ocurre con este Ejecutivo (medio millar de dispensas en su primer año) y con los anteriores. Nadie entiende, por ejemplo, que se condone la pena a cuatro mossos d’esquadra que torturaron a un inocente y al conductor kamikaze (si se le permite conducir siendo epiléptico, no parece motivo de perdón)  que mató a un joven, penado a trece años, por citar dos conmutas recientes, y que sin embargo se le deniegue por dos veces al vigués David Reboredo, condenado a siete años por intercambiar dos papelinas de menos de medio gramo, valoradas en 96 euros. Todo ello cuando, por el paso del tiempo, está rehabilitado. Es decir, que se indultan casos en los que no cabe el perdón, por razones obvias, y se desestiman otros cuando hay razones más que sobradas para hacerlo.