Obamamanía

DEBE ser que la obamamanía es tan frondosa que el Gobierno de Zapatero no consigue desenmarañar el hechizo que le mantiene fascinado por todo lo que llega de la casa amiga, porque de lo contrario se explica mal que casi dos semanas después de que Obama firmase la limitación de salarios a altos cargos, ZP mire para otro lado y no recogiese el guante de su referente para hacer lo propio con los sueldos de la elite funcionarial y de los políticos. Puede que el embeleso no llegue tan lejos, y que pase como con los rezos y las encomiendas a Dios del presidente norteamericano, que tampoco tuvieron eco en la Moncloa, sino que más bien desconcertaron por su escasa afinidad. Aquí, ya se sabe, no se ve necesario frenar al gasto público, pues como se trata de una crisis gestada en Estados Unidos, se confía en que las correcciones se diseñen en el Capitolio y en el Despacho Oval, muy pendientes ahora de todo lo que está pasando en España. Tanto es así que ya la están buscando en el mapa.

(El Progreso, 29/01/09)