Más de 1.400 aldeas de Galicia están abandonadas, y en otras 800 sólo vive una persona, como era el caso de A Veiga, de la parroquia de Santa María de Nogueira, en el municipio de Chantada, al sureste de la provincia, pero acaba de sumarse al censo de las deshabitadas. Su único habitante, Orlando Vila Sampayo, de 55 años, murió al incendiarse su vivienda antes de que nadie pudiese auxiliarle.
La casa afectada por el fuego era una construcción de piedra y planta baja, situada en un lugar de difícil acceso y de gran pendiente, por lo que los miembros del operativo de rescate tuvieron que extender cerca de 90 metros de mangueras y servirse del camión de bomberos para poder trabajar.
Además de la orografía del terreno, la situación fue especialmente complicada por la presencia de varias bombonas de propano. Los trabajadores retiraron algunas, pero los dispositivos de seguridad de dos de ellas saltaron y se produjeron algunas llamaradas de gran intensidad.
Las labores de extinción se prolongaron bastante tiempo y la virulencia del fuego fue tal que impidió entrar en la vivienda para ver si Orlando Vila se encontraba dentro y estaba con vida. Con las llamas extinguidas se procedió a desescombrar el interior de la casa y, en una de las estancias, que Orlando Vila usaba como sala para ver la televisión, apareció su cuerpo calcinado.
Aspecto de la casa quemada. Foto de Toño Parga, en El Progreso |
El pueblo de A Veiga está en plena ribera del Miño y a pesar de que hay seis viviendas sólo la de Orlando Vila estaba habitada. Poco antes de las 5.00 horas de la madrugada del sábado al domingo, los vecinos de un pueblo cercano, situado a un kilómetro en línea recta de A Veiga, escucharon varias explosiones y se dieron cuenta de que el suministro eléctrico era intermitente. Se asomaron a la ventana y vieron que en A Veiga había algo ardiendo, por lo que alertaron al servicio de emergencias del 112, según publicó el diario El Progreso de Lugo.
La casa afectada por el fuego era una construcción de piedra y planta baja, situada en un lugar de difícil acceso y de gran pendiente, por lo que los miembros del operativo de rescate tuvieron que extender cerca de 90 metros de mangueras y servirse del camión de bomberos para poder trabajar.
Además de la orografía del terreno, la situación fue especialmente complicada por la presencia de varias bombonas de propano. Los trabajadores retiraron algunas, pero los dispositivos de seguridad de dos de ellas saltaron y se produjeron algunas llamaradas de gran intensidad.
Las labores de extinción se prolongaron bastante tiempo y la virulencia del fuego fue tal que impidió entrar en la vivienda para ver si Orlando Vila se encontraba dentro y estaba con vida. Con las llamas extinguidas se procedió a desescombrar el interior de la casa y, en una de las estancias, que Orlando Vila usaba como sala para ver la televisión, apareció su cuerpo calcinado.
Las causas del incendio se desconocen. En un principio de barajó la posibilidad de que Orlando Vila se quedase dormido en el sofá y un cigarro u otro elemento fuese el origen del fuego. Sin embargo, cuando los vecinos de la zona de A Sariña, los que vieron el fuego, apuntaron que había faltado el suministro eléctrico en las casas del entorno, cobró fuerza la hipótesis del cortocircuito. Orlando Vila era el último habitante de A Veiga, de ahí que se le conociese con el nombre de ‘O Macho da Veiga’. Su madre vive en Chantada y tiene una hermana en Cataluña. La madre había hablado con él sobre las 23.00 horas del sábado y apuntó que la conversación fue normal y Orlando se encontraba bien. |
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