Por no decir casi siempre, con excesiva frecuencia las resoluciones judiciales no se corresponden con la racionalidad, de igual manera que las leyes tampoco suelen coincidir con el sentido común, y más en la forma de ser interpretadas. Lo menos que debería haber y no hay es proporcionalidad, respecto a la gravedad del delito, a la hora de articular castigos. Si por el robo en un taller de costura de cinco euros, algunos céntimos y 61 pesetas (todo recuperado por la Policía casi al momento) condenan a un lucense a cuatro meses de cárcel, y que serían con probabilidad nueve (petición del fiscal) de no haber conformidad, a quienes trincan millones y más millones habría que ponerlos ante el paredón, y se está viendo (casi todos los días) que no es así. Ni mucho menos. Habrá los argumentos y consideraciones jurídicas que se quiera para fundamentarlo, pero a ojos del ciudadano nunca podrá justificarse la desproporción, que, ¡oh casualidad!, siempre golpea en el lado más débil.
LAS TARDES DEL TITANIC
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Por Eduardo García Aguilar
Con frecuencia en tiempos de canículas veraniegas como ésta he llevado a
algunos amigos amantes de la literatura y las artes ...
Hace 7 minutos
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