Aislamientos

POR EXTRAÑO que parezca, a Galicia le cuesta sacudirse su aislamiento secular, sambenito que torpedea avances que parecen insuficientes para integrarse en redes viarias libres de obstáculos. Ahora mismo, no se sabe por cuánto tiempo, está medio incomunicada por ferrocarril por el talud desprendido entre Ourense y Zamora; el percance, con los medios actuales, no debiera de tardar en resolverse, y en cualquier caso cabe esperar que no suceda lo mismo que con el corte de la A-6 en el Bierzo, cerrada desde enero del 2009 por desprendimientos a la salida del túnel de Vega de Valcarce, cuya solución parece prolongarse tanto en el tiempo como el invertido en la obra inicial. Como es sabido, ello obliga a un desvío de unos seis kilómetros por la antigua N-VI, y no es que no sea soportable, porque hay cosas peores, pero llama la atención que se no se aceleren los trabajos para dejar resuelto ya de una vez ese incordio que a afecta a diario a varios cientos de personas.


(El Progreso, 26/3/10)