Ridículos avances

BIEN ES verdad que, como dice el refrán, mejor es tarde que nunca, pero diez años para culminar el trazado de la AG-64, la autovía que une Vilalba con Ferrol, parece (valga el símil) un peaje injustificado, plazo que no se contempló al colocarse la piedra inicial. Por eso que las primeras piedras sólo sirven para alimentar falsas expectativas y fabricar votos. El ridículo avance fue de 5,6 kilómetros por año, promedio que no se corresponde con la tecnología actual ni con la disponibilidad presupuestaria de la obra; no se olvide que eran tiempos de vacas gordas. ¿Cuánto tardaría si tuviese que aprobarse hoy el proyecto? Es cierto que no todo es liso y llano, pero de cualquier manera las desesperantes demoras en la obra pública a que asistimos no tienen razón de ser. Es también, por desgracia, el caso de los tramos de la autovía del Cantábrico entre Vilalba y Barreiros, que con seguridad serán los últimos de todo su trazado. Olvídense del 2011 prometido. ¡Qué rápidas son las tortugas!

(El Progreso, 6/3/10)